Inteligencia Emocional Aplicada
¿Qué son las emociones?
Son reacciones psicofisiológicas que se generan en nuestro cuerpo y mente ante determinadas situaciones o pensamientos y que nos predisponen para comportarnos de una forma concreta. Forman parte de nuestra vida interior y las expresamos en función de la valencia positiva o negativa que les otorguemos, de manera que afrontamos la vida en función de la interpretación que le damos a nuestros sentimientos. Según Daniel Goleman, psicólogo estadounidense y autor del libro Inteligencia Emocional, la emoción es: “Un sentimiento que afecta a los propios pensamientos, estados psicológicos, estados biológicos y voluntad de acción”.
¿Qué es la inteligencia?
No existe una definición universalmente aceptada sobre qué es la inteligencia, siendo muchas las descripciones que se han dado sobre ella. Haciendo un esfuerzo podemos llegar a conceptualizar la inteligencia como la capacidad de pensar, entender, razonar, asimilar, elaborar información y emplear el uso de la lógica, que permite a la persona escoger la mejor opción entre las posibilidades que se presentan a su alcance para resolver un problema.
¿Cómo se relaciona la inteligencia con las emociones?
Ser inteligente no se traduce en, por ejemplo, ser brillante en matemáticas y comprender perfectamente todas las teorías y saber resolver los problemas más complicados ¿de qué nos sirve ser expertos si cuando nos presentamos a un examen nos ponemos tan nerviosos que nos quedamos en blanco?
Es evidente que hay situaciones de nuestra vida que generan unas emociones con más probabilidad que otras: un regalo produce sorpresa; una buena noticia produce alegría, una mala, tristeza o ira; si nos sentimos amenazados sentimos miedo… Todas son reacciones normales y es bueno que así sea… nos permiten adaptar nuestro comportamiento y ajustarnos a las situaciones, porque esa es su función. Cuando un pensamiento o circunstancia nos hace sentir y comportarnos desproporcionadamente no adaptándonos de manera adecuada para conseguir metas correctas, las emociones dejan de ser adaptativas y se convierten en un enemigo del que hay que ser conscientes.
¿Qué puede hacer que en el examen te quedes en blanco si te lo sabes todo a la perfección? ¿Quizás tengas miedo a reprobar? ¿Quizás crees que no sacarás la nota que esperas? ¿Quizás creas que no has estudiado lo suficiente? Sea lo que sea es el MIEDO lo que te bloquea pero… ¿lo sabes? Es aquí donde tu inteligencia ha de entrar en juego… has de pensar, de razonar, de entender qué te está pasando y si el miedo que te bloquea es realmente una amenaza real o quizás seas tú quien lo está alimentando. De esta reflexión depende que consigas dar pasos adelante o por el contrario quedarte inmovilizado.
La inteligencia, las emociones y el trabajo
Al trabajo dedicamos muchas horas de nuestro tiempo y es un ámbito en el que la inteligencia y las emociones no pasan sin pena ni gloria. Nuestra capacidad de reacción y de solución de problemas es fundamental para desarrollar adecuadamente nuestras tareas, pero nuestras emociones no pasan desapercibidas. Todos los días y a todas horas las tenemos con más o menos intensidad y nuestra ejecución se puede ver afectada por las mismas, por lo que es preciso ser conscientes de nuestros propios procesos y hacer una buena combinación entre inteligencia y emoción.
Es fundamental saber reconocer esas sensaciones que de forma innata sentimos, y si no somos capaces de verlas con facilidad es necesario el aprendizaje de estrategias que nos permitan manejarlas.
Las exigencias y carga de trabajo, las relaciones interpersonales, la variedad y acumulación de tareas, el teléfono, la atención de un cliente, las herramientas con las que todavía no estamos familiarizados, una reunión inesperada… son todas situaciones susceptibles de generar reacciones en nosotros que si no controlamos y dejamos que nos desborden nos hacen caer en un bucle del que es muy difícil salir si no se toman medidas.
¿Qué es la inteligencia emocional?
1-Conocer e identificar tus emociones
El punto clave para ser inteligente emocionalmente es que seas capaz de conocer cuáles son tus emociones. Poder identificar el modo en que te sientes cuando estás frente a determinadas circunstancias es fundamental. Existen cuatro emociones básicas que dan origen a todas las demás: la ira, la ansiedad, la tristeza y la felicidad.
2-Manejar tus emociones
Tener control sobre ellas y que no sean tus emociones las que te controlen a ti. El ser capaz de identificarlas es lo que te permite disparar tu propio mecanismo de control.
3-Motivarte a ti mismo
Las emociones son las disparadoras de la acción. Si eres capaz de motivarte, tienes en tus manos el poder de la acción. Si puedes identificar y manejar tus emociones adecuadamente, no te quedarás paralizado por las mismas y encontrarás motivación para actuar, tomar las riendas de tu vida y dirigirla hacia donde deseas.
4-Identificar las emociones de los otros
Poder reconocer las distintas emociones de las personas con las que compartes tu vida cotidiana es fundamental. Es lo que se llama empatía: la capacidad de comprender mejor cuáles son los estados de ánimo por los que están pasando los demás, identificándote con el otro en sus emociones. Cuando puedes percibir lo que el otro está sintiendo o por lo que está pasando, mejoran sensiblemente las oportunidades de una buena comunicación y las relaciones personales.
5-Establecer vínculos saludables con los demás
Te sentirás mucho mejor al establecer relaciones auténticas, sinceras y en las que puedas expresarte libremente. Además de ello, los vínculos saludables te fortalecerán frente a tus propias vulnerabilidades, pues no te sentirás solo en las situaciones difíciles. La mejor forma de corroborar que has comprendido el concepto es poniéndolo en práctica y experimentar buenas relaciones y sensaciones. Los problemas y las dificultades siempre están presentes en la vida de todo el mundo, la clave es saber manejarlos de forma que podamos ser felices a pesar de todo.
La inteligencia emocional puede explicarse en función de cómo gestionas tus emociones y las de los demás.
La inteligencia emocional en el trabajo
Cada vez son más las empresas que demandan trabajadores con dotes visibles de inteligencia emocional, ya que se han dado cuenta que el centro de toda organización son las personas, y para que la empresa funcione se debe tratar bien a éstas. Pero, ¿qué es la inteligencia emocional aplicada al trabajo?
La inteligencia emocional es la capacidad de manejar nuestros sentimientos propios y los de los demás de manera positiva y en beneficio de todos. Esto en el trabajo se podría aplicar a la capacidad de entender al resto de empleados, motivarlos para fomentar su productividad y saber leer sus necesidades laborales.
La inteligencia emocional, si bien una parte es innata, se puede aprender y desarrollar a lo largo de la vida.
7 formas prácticas de trabajar tu inteligencia emocional
Todos podemos ser emocionalmente inteligentes, solo se trata de poner en práctica ciertas pautas. Usar adecuadamente las herramientas que tenemos disponibles es el camino para lograrlo.
A continuación van algunas de ellas:
1-Identificar y manejar tus emociones adecuadamente
Trata siempre de reconocer cuál es la emoción que está predominando en determinado momento, especialmente cuando te sientes mal.
Pregúntate si es ira o rabia lo que estás sintiendo, o tal vez una incontrolable ansiedad. Esos sentimientos tienen la misma base y se manifiestan físicamente de forma similar.
Cuando has identificado lo que estás sintiendo es cuando puedes comenzar a controlar tus emociones.
Si eres consciente de que sientes mucha rabia comprenderás que actuar bajo ese estado de ánimo no va a arrojar ningún resultado positivo.
Seguramente lo mejor es esperar que pase o disminuya el sentimiento para después tomar decisiones y actuar.
2-Trata siempre de comprender la causa de las emociones
Este es un ejercicio que te va a ayudar mucho.
Siempre merece la pena que te tomes unos minutos en tratar de comprender la causa de tus propias emociones y también de las ajenas.
Comprender el porqué de las emociones propias y también de las otras personas ayuda a entender su modo de actuar y evita juicios apresurados.
Con la práctica, identificar y comprender la causa de las emociones te va a resultar más sencillo.
Vas a descifrar ciertos patrones de conducta más rápidamente, lo que te va a permitir identificar la emoción.
Luego vas a comprender que ante situaciones de tristeza por ejemplo, tú sueles reaccionar de determinada manera.
Entonces, cuando tienes claro esto ya puedes dar el siguiente paso.
3-Habla con libertad de lo que sientes
Es probable que te resulte más sencillo hablar de lo que piensas que de lo que sientes. Eso le sucede a la mayoría de las personas.
En la medida que hables de lo que sientes será más sencillo tratar y transformar tus sentimientos.
Cuando el ser humano se siente feliz no suele tener dificultades para expresarlo y lo grita a los cuatro vientos.
El problema aparece cuando está atravesando una situación conflictiva y trata de esconder sus sentimientos.
Aunque no te des cuenta, a veces puedes querer esconder lo que te pasa y así evitar que otros se enteren.
Hablar de lo que sientes no significa exponer tu vida personal, significa hacer emerger lo que te hace sentir mal para analizarlo y tratarlo.
Una situación que ejemplifica lo anterior puede ser la siguiente: te has quedado sin empleo hace una semana. Una persona de tu entorno que no sabe la noticia, te pregunta: “¿cómo has estado?” y tú le respondes “muy bien gracias”.
En realidad le estás mintiendo, y si te preguntaran por qué lo haces, ¿qué responderías? Sería más lógico responderle que has pasado mal porque te quedaste sin empleo ¿verdad?
4-Valora y reconoce lo bueno del otro
Esto es algo que puede costarte mucho ya que para los seres humanos es más fácil criticar que reconocer virtudes en los demás.
Si ves que una persona conocida ha superado una situación muy conflictiva de una manera exitosa, anímate a preguntarle cómo lo ha hecho.
Aprende a reconocer y tomar lo bueno del otro. No solo es un gesto de grandeza que te enriquecerá a ti como persona, sino que podrás capitalizarlo en tus propias experiencias.
5-Mantén la calma cuando sientas iras o ansiedad
No es sencillo pero si lo logras habrás cumplido con una gran parte del trabajo.
Lograr control en momentos de furia o nerviosismo no es nada fácil, pero cuando lo haces ves, los buenos resultados al poco tiempo.
Un amigo te contó que una compañera de trabajo habló mal de ti. Entonces sientes una furia incontrolable y vas a llamarla para increparla e insultarla, pues no tiene derecho a hacerlo. Sin embargo es en ese momento cuando debes detenerte y pensar con claridad.
Quizás tu amigo interpretó mal o está usando palabras incorrectas. Lo mejor es que hables con tu compañera de trabajo, pero cuando estés calmado.
6-Esfuérzate por eliminar lo negativo
Es mejor erradicar los pensamientos y emociones negativas. Existen formas de ser más positivo que puedes trabajar construyendo una serie de hábitos.
Los pensamientos o sentimientos negativos solo nos estancan y nos envuelven en un ambiente muy enfermizo. Desencadenan emociones, como la tristeza y la rabia, que no nos aportan nada bueno.
Cuando un pensamiento negativo viene a tu mente trata inmediatamente de encontrarle un sentido positivo.
Por ejemplo, vas en el autobús y de pronto piensas que eres desafortunado por no poder viajar más cómodamente en un coche. Sientes que lo mereces pero sin embargo no lo puedes comprar.
Antes de sentirte triste o quejarte, piensa en que eres afortunado por poder pagar el boleto para ir en autobús. Hay quienes ni siquiera pueden hacerlo. Esto no se trata de ser conformistas, sino de valorar las cosas que sí tenemos en una medida más justa.
“Disfruta de lo que tienes mientras persigues lo que quieres”.
7-Se agradecido con las personas
Ser agradecido con la vida y con las personas ayudará a que te sientas mucho mejor.
Cuando compruebas la cantidad de razones por las cuales deberías de dar las gracias, verás que eres mucho más afortunado/a de lo que creías.
Si la vida golpea entonces inmediatamente te quejas pero sin embargo cuando algo bueno sucede ¿lo agradeces?
8-Contempla siempre la posibilidad de cambiar
Estar abierto al cambio cuando las cosas van mal es una buena estrategia.
Cuando tengas un conflicto, lo primero es identificar el origen de dicho conflicto: ¿es emocional o no? ¿Me ha pasado algo similar antes? Después, puedes comenzar a buscar una solución.
Las respuestas a estas preguntas te van a sugerir el camino. Si ya te ha pasado antes y lo solucionaste de cierta forma puedes repetir.
Sin embargo, si no lo solucionaste bien entonces ¡cambia! No tendrás la certeza de que resulte, pero si haces lo mismo que la vez anterior entonces ya sabes cuál será el resultado.
El cambio supone riesgos, y el salir de “la zona de confort” cuesta. Sin embargo, si no sales de ese círculo no crecerás. Frases como “así estoy bien” “¿para qué cambiar si no me val tan mal?” Este tipo de razonamiento te estancará y no te permitirá avanzar.
Puedes ser tan inteligente emocionalmente como te lo propongas, el esfuerzo es la base de los grandes logros. Sigue estos consejos y desarrolla tu inteligencia emocional, pues te ayudará a ser más feliz.
Bibliografía
http://www.apel.es/inteligencia-emocional-aplicada-al-trabajo/
https://www.lifeder.com/como-desarrollar-la-inteligencia-emocional/
https://habilidadsocial.com/como-desarrollar-la-inteligencia-emocional/